20090710

¿Está viva mi casa?

¿Está mi casa viva?


El camino que emprendo comienza por una imagen mental. De alguna manera esta tiene que ser una buena razón para comenzar. Ya que todo nace de adentro hacia afuera.


Mi casa es una casa de campo, pintada con mineral azul que se ha ido escarapelando. Por la noche hay silencio, aunque tenga mucha madera no cruje. Mi cama esta junto a los dos grandes ventanales esquineros. Así puedo mirar la luna y las estrellas desde la cama cuando estoy desvelada. Antes había un farol en el centro del lote, por motivos de seguridad, que se mantenía encendido durante la noche. No me permitía ver las estrellas y un día me di cuenta de lo extraño que era no escuchar a los pájaros cantar por la mañana. Finalmente se dañó la instalación eléctrica y ahora mis noches son oscuras, al menos que haya luna llena. La oscuridad es vital, sobre todo en la casa.

El valor que se le atribuye a un hogar, es el de la protección por un lado de factores externos, como el clima, personas o animales por otro lado protege también lo que uno es, y tiene. Permite que los seres se construyan como seres íntimos e individuales, es un espacio en el cual el ser encuentra la autoridad sobre la configuración de su entorno, no tiene que ceder ante un comportamiento colectivo. Es un espacio vital e indispensable. Estos, pienso son conceptos globales. El hogar así como las cuevas de los niños se vuelve también un lugar en el cual se tiene permiso para soñar. En ella es importante la oscura noche, llena de fantasmas guardados en los armarios, que a veces no dejan dormir, son como los recuerdos que a veces evocan a la mala conciencia, con los que afortunadamente se puede negociar; y los dulces cantos del amanecer que nos dejan soñar con los ojos abiertos y en absoluta tranquilidad imaginarnos algún proyecto futuro, o una bonita conversación. Me gustan esos opuestos. Me conforman, me hacen sentir viva. El ser humano tiene varias maneras de curarse. Un tiempo para acá elegí la humana, en la que están permitidos los pensamientos más oscuros y también los mas irreales y soñadores, la materia y el espíritu, el mugre y el aroma.


Aparte de las cosas vividas en mi casa, ella también guarda sus recuerdos; ésta no ha sido una casa muy social, por lo cual los recuerdos no están relacionados con otras personas. He sido principalmente yo. La intimidad es muy atractiva, contiene fuerzas opuestas, atrayentes y repulsivas, un objeto íntimo como ropa, una plumilla, esos libros leídos y releídos, la silla de trabajo, la cama distendida etc. son objetos que de alguna manera están impregnados de vida. Los momentos de soledad son en uno como semillas que germinan con el tiempo.


En mi casa todo esta en constante movimiento. Siempre estoy trabajando con algo distinto, por lo cual las cosas salen de los armarios, son manipulados y luego vuelven a ser organizados y ordenados. Aunque nunca vuelven al lugar en el cual se encontraban antes. Siento que mi casa me abraza. Le da cabida a mis pensamientos, ellos se pueden expandir en este espacio. Casi siempre permanezco en silencio, con pantuflas y un té, preferiblemente verde o agua de jengibre con miel o panela. Los pocillos normalmente, en un 90% pasan algunos días sucios antes de que los vuelva a limpiar y a colocar en la "cocinetica". Al igual que los pinceles en tiner o los libros y los papeles que por lo general perduran regados por el espacio.

Hace poco caí en cuenta o conscienticé que tiendo a arrinconar las cosas, a espichar dentro del armario, una manera de economizar espacio aparentemente, pero muy bien lo ha dicho Lion-heart, estos objetos terminan arrinconando lo a uno.
Mi proyecto busca hacer la experiencia del hogar algo etérea, pero antes de hablar de eso, describiré un poco algunos objetos de mi casa y hablare de la relación que tengo con ellos. 

El escritorio, es un objeto que hice para una asignación en la universidad. Teníamos que hacer un objeto sagrado en madera, y en ese momento yo no tenia un escritorio porque me había ido de la casa y el lugar al que llegue no tenia suficiente espacio para mi escritorio viejo, pensé que quería un escritorio: objeto sagrado. Tallé las patas y ensamblé el mesón y las chamarras, lo cepillé, lije, curé. En este momento tiene muchos rayones y memorias de diversos momentos: huellas de pinturas, algunos aburrimientos, y tiene muchos objetos en el, unos útiles otros no tanto. Mi mesa de noche es una mesa que hizo mi hermano con su primera novia. En ella esta situada mi lámpara de noche, la cual no alumbra lo suficiente como para leer sin demasiado esfuerzo por lo cual tiendo a cansarme rápidamente y apagando la luz para caer en los brazos de Morfeo. Tengo una "silla inglesa antigua" no sirve para sentarse, pero me la regaló mi abuela que anda más pendiente de ella que yo. Es un objeto con carácter noble, me pregunto cuantos traseros ha soportado en su vida. Mi camita, mi colchoncito, mis cobijitas y mis cojines son un tema delicado y no hablare de ellos en este caso habla más el dibujo.

Reproducir mi casa en arcilla, con cada detalle, es tratar de darle vida a un objeto en el momento del hacer, de la misma manera como yo estoy viva, le doy vida a mi hogar. Cada objeto está basado en medidas reales, por lo cual, me obligaba a acercarme una vez más a mi casa real, conocer sus dimensiones, sus inclinaciones, columnas, huecos, marcos de ventanas, revés de los armarios y tapas. El manipular la arcilla me conecta a la tierra. Este material es bastante espiritual; desde chiquita crecí entre ceramistas, es un material que se encuentra en casi todos los orígenes del ser humano y en muchos relatos de creación. La arcilla no siempre se puede manipular como uno quisiera. Esto es más evidente cuando se trabaja en el torno, en el cual es necesario centrar bien el bloque de arcilla para así poder manipularlo y hacer una vasija o un plato. Resulta que si uno no esta centrado, nunca va a centrar la arcilla. El gesto de hacer la casa, ese revivir un objeto a través de un momento de creación (porque un pedacito de arcilla color terracota toma la forma de una silla) requiere dedicación. Derrida menciona la validez de ser tacaño o avaro con el tiempo. Dice que es lo único que le pertenece realmente a uno, y que cada quien ve como lo usa. El hacer las paredes y la estructura de la casa, las puertas, objetos que contienen los armarios es teniendo claro como objetivo final, el desprendimiento y "muerte" del objeto. Antes de emprender el viaje tuve una imagen fija en mi cabeza, y fue la de mi hogar hecho en arcilla deshaciéndose. Algunas cosas que uno imagina también quiere verlas hechas, se merecen la dedicación y el tiempo, las alegrías y los desánimos. Se vuelve un ejercicio un poco incomprendido, pues no se encuentra en el entendimiento común la posibilidad de elaborar una maqueta con el fin de autogenera se un momento de catarsis, que culmina en el duelo.
Este punto lo considero crucial en mi proyecto. Es el esfuerzo y trabajo, el detalle y sus complicaciones al que no se le puede pasar por encima; pues si un objeto mínimo, que no ha dado el empeño energético de ver o entender y reconocer la vida que contiene. Si no nos atrevemos a sentir hondo, no tendría trascendencia el gesto de desprendimiento que no deja de tener carácter de sacrificio. No se puede olvidar que el material que se está trabajando tiene un origen y que cuando el proyecto se lleve a cabo, la arcilla volverá a penetrar en la tierra, diluyéndose en partículas que de pronto llevarán un pedazo de esa información hacia su origen.


La idea de lo etéreo no necesariamente encamina lo opuesto a la materia. De alguna manera cuando tenía seis años y por primera vez entendí, reconocí que yo no era un pájaro, que lo que me estaba haciendo tanta falta en la espalda no iba a ser en esta vida. Eso me ha llevado a concebir la vida con una idea de libertad relacionada al vuelo, al desprendimiento, una especie de "muerte" que hace que todas las partículas se dispersen. Es un pensamiento positivo ante la muerte, no es tenebrosa. El dibujar y tratar con pájaros muertos, me acerca a ellos, a nuestras similitudes. El hablar de la vida en la quietud de lo que pereció. Presenciando el perecer no como un final, sino como un limite que se traspasa.

Estos son relatos personales, todos vemos la vida como queremos, o como la vida misma nos ha hecho verla, pero siempre de manera singular. La memoria que tengo es la que me hace relacionarme con ciertos conceptos cognitivos hacia el mundo. Hay objetos que tienen memoria. Una memoria colectiva. Como la esquina de la 13 con 7ª en la que fué asesinado Gaitán. Pero esa memoria no necesariamente es un recuerdo, ese lugar contiene esa información. Cuando se vive un suceso específico con una persona en ese momento se podría decir que se forma un ser suceso amorfo que es archivado. Mi recuerdo esta ligado a ese ser. Asimismo puedo tener varias extensiones con objetos y los objetos tienen extensiones con nosotros. Alguien que pierda la memoria ¿qué relación puede tener consigo mismo o con los demás? Tiene que recuperarse lentamente creando nuevos recuerdos, nuevos pensamientos ligados a ciertos rostros, lugares y objetos. En muchos casos, el objeto también ayuda a recuperar la memoria. Pero la memoria como mencioné anteriormente, es al igual que la forma de concebir la vida un hecho singular. La relación que yo tengo con mi casa no es transferible, siempre es íntimamente personal. Todo el mundo, hasta personas de la calle tienen hogar, concepto que no excluye el cambuche, pero la relación es directa sujeto-objeto. ¿Qué sucede en mi relación con mi casa que podría parecerle interesante a otra persona? Creo que no tiene nada en especial o nada diferente a otras casas y creo que esa es la única manera en la cual pueda alguien tomar la decisión de compartir un poco de su tiempo con mi proyecto.


¿Cuál es mi necesidad de exponer mi intimidad? Al principio del proyecto era una pregunta nublada, no estaba aún formulada y no menos había respuesta. Había una incertidumbre, una incomprensión acerca del porque estaba elaborando trabajos con ese carácter. Este proyecto no deja de ser un experimento. El compartir ese lado humano que la mayoría de veces ocultamos hasta ante nuestros seres queridos es una necesidad; en este mundo tan "hacia afuera" y magnánimo, en el cual el supuesto individuo (que fue uno de los grandes sucesos del siglo XX) se ve anulado por los medios como internet, en el cual hay muchas personas que al igual que yo exclamamos que respiramos. No es únicamente la necesidad de expresión personal, o el comunicar algo como una protesta sino el anunciar que se está vivo, que lo que soy yo no es únicamente una idea. Yo respiro.


La imagen mental es esa casa, puesta a la intemperie y un aguacero deshaciendo lentamente el material para finalmente llevarse la forma. ¿Por qué me he detenido en el agua? La lluvia, al igual que la arcilla o tierra es un elemento; la lluvia tiene un aspecto grisáceo, cuando cae un aguacero lo primero que se lleva es el “mugre”. El agua también tiene connotaciones directas ligadas a orígenes, es indispensable y somos en un 80% agua. Por lo general cuando llueve mucho nos enconchamos, hace más frío y lo relacionamos con la tristeza, pero luego de la lluvia, comienza a oler a pasto y se respira un ambiente liviano, limpio y fresco. Al igual que el fastidio del exceso de luz y de calor cuando hace demasiado sol la lluvia tiene sus connotaciones positivas y gratificantes. El agua se lleva las cosas que soltamos. El permitir que el agua se lleve mi casa, el soltar el objeto artístico no deja de tener connotaciones psicoanalíticas. La carga que llevamos en nuestra espalda se ve reflejada en nuestro hogar. Bachelar lo dice en una forma muy reflexiva:

"No solamente nuestros recuerdos, sino también nuestros olvidos están "alojados" nuestro inconciente esta "alojado". Nuestra alma es una morada. Y al acordarnos de las "casas", de los "cuartos", aprendemos a "morar" en nosotros mismos. Se ve desde ahora que las imágenes de la casa marchan en dos sentidos: están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas"

1 comentario:

maldeojo dijo...

lo especial, como tu lo dices, es lo que cada uno tiene en su casa, lo que significa cada objeto o la cosa que exista en ella, yo pienso que cada uno de nosotros expone algo de su casa cada vez que sale a la calle, creo, que sacamos algo de ella, para no sentirnos tan solos en la oscuridad de la noche, que aunque este la luna, ella solamente nos acompañara en nuestro recorrido, pero es una compañia silente, una compañia que tal vez nos ayude a encontrar el camino, como si fuera el hilo de ariadna, pero este tambien se enreda a medida que va pasando la noche, en fin... que buen texto el que acabo de leer, no se cual sea el proposito de exponernos a personas que tal vez no conozcamos y a otras que creemos conocer, pero bueno, en eso tambien consiste la red, no? en relacionarnos sin saber quien esta mirando detras de la pantalla y que va a hacer o como va a manejar la informacion que obtenga de un recurso de un proyecto como es este blog, o el de baobabs...